viernes, 15 de enero de 2010

Sueño, en llamas


El domingo, irrumpió Manka Saya con bombo al frente. A mi lado Fran miraba alucinada, Mauro seguía al grupo con su cámara. Flashback inmediato al mes de agosto cuando tocaron en La Catedral, Buenos Aires, Argentina.
Fran, Mauro, mis ex compañeritos de FLACSO que se transformaron en amigos con los meses, se repetían como yo el espectáculo ahora en el Galpón Víctor Jara, Barrio Brasil, Santiago, Chile.
Antes de entrar había saludado a un ex colega de mi último trabajo en Estación Central y primero que eso a la novia Argentina de Mauricio con quien compartí alguna cerveza en la calle Corrientes.
A ratos parecía un truco mental. ¿Dónde estoy? ¿Con cuál de mis tribus? Pasado y presente se fundieron en una hora. Traslape total de realidades.
Manka Saya dejó el escenario y apareció Imperio Diablo. El flautista de este grupo porteño siempre estaba en la peña de Almagro donde también toqué un par de veces. Creo que incluso Mauro me lo presentó en una oportunidad. Ahora, mientras tocaba en el galpón yo recordaba que alguna vez quise interpretara uno de mis temas. No se dio. Y esta vez yo lo seguía a él, a su banda como público.
Luego de eso Puran me envió unas fotos que sacó durante la presentación. Las archivó como “en llamas” y es cierto había energía fueguina ese día.
Cuatro días después de la experiencia Canelo me dijo que parecía ser un sueño. Lo fue. Gentes sin vinculación aparente aparecían en un mismo escenario que, a su vez, se confundía con otro. Imágenes borrosas a ratos, calor.
Y como parte del mismo estado onírico (o tal vez como corolario) llegué esta noche a la meditación de fuegos en Agni, un centro de yoga Kundalini con amigos en común de Pao (Sat Daya, señora de mi amigo Juan, amiga cercana) y Puran. Saludos cruzados a la organizadora del evento amiga de mi amiga y señora del amigo de mi compañero.
Los personajes eran las personajes, sólo mujeres orando por la sanación individual, grupal y planetaria. Energía femenina circulando desde la raíz, el primer chakra hasta la corona, proyectándose con fuerza desde el corazón, abriéndose, multiplicándose, contagiándose.
Con esa frecuencia nos enfrentamos luego del encuentro a Orixangó que en sincronía perfecta, como cierre ideado para la meditación, se presentó en Las Condes. Nuevamente, tambores, vientos, energía tribal, pelvis, fuego ancestral, catarsis. Mientras mis pies enraizaban en la tierra y mi cuerpo serpenteaba yo volví a sentir lo del domingo: es un sueño. Un sueño que esta vez mezclaba sensaciones y energías totalmente en llamas.