miércoles, 21 de octubre de 2009

Transformación

Anoche soñé que moría. Buenos Aires se inundaba de a poco. Como en una película en cámara lenta la lluvia arrasaba con casas, calles, edificios.
Corte directo: yo postrada en una cama. Mi mamá sujetaba mi mano y lloraba silente; detrás, distante, mi padre. Yo acostada también lloraba y repetía en voz baja "tranquila, todo va a estar bien, estoy bien". Puran observaba desde el otro costado.
Desperté con mi cara mojada por las lágrimas. Afuera la lluvia caía y sentí que la muerte, como el arquetipo de la transformación y el cierre definitivo se anidaba en mis emociones manifestadas en agua.
La despedida siempre es agónica.

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