domingo, 14 de junio de 2009

Desde otro orden

El viernes aprendí que mi hermano Pablo es un potencial nietzschiano y que a su vez este personaje en vez de ser uno de los más grandes pensadores de la posmodernidad, podría considerarse como el primer gurú metafísico new age. Sus libros pasarían de ser filosofía poética a manuales de autoayuda y seguramente alguien podría hacer un libro compilatorio que se llamara "Conversaciones entre Nietzsche y Osho, la ¿verdad? del ser". Finalmente, después de leerlo varias veces, entendí a este nunca bien ponderado sujeto, gracias a mi profesor de filosofía del posgrado, un judío de izquierda antisemita (sólo los juditos antisemitas tienen el derecho a serlo y no ser denominados nazis por ello) que responde al prototipo más típico de los porteños o, al menos, a la imagen preconcebida que uno tiene de ellos: un hombre disperso y gritón que habla rápido y golpeado con toda la jerga bonairense, de tal forma que a los 2 minutos de conversar con él (o más bien escucharlo...casi siempre son monólogos) te quede absolutamente claro que es un porteño de tomo y lomo. Aunque él prefiere no autodenominarse por su nacionalidad o ciudad de origen (se encargó de aclararlo). Es partidario más bien de seguir a quienes alimentan su espíritu, en su caso a Bielsa. Por ser bielsista en este minuto se dice chileno y lo único que espera es que nuestra selección logre el campeonato, que fantástica ilusión!En estos últimos días he experimentado la extraordinaria sensación de percibir la vida, mi entorno, los afectos, incluso Chile desde otro orden. La idea de tiempo se ha disuelto por la celeridad de los acontecimientos. Lo que eventualmente podría tomar días, semanas, aquí se resuelve y cambia en horas. Decidí tomar un curso de composición de canciones con Edgardo, guitarrista de Puente Celeste. Los vi en una presentación el jueves antes de la primera clase del taller y apaniqué. Los tipos resultaron ser extraordinarios músicos, profesionales, vanguardistas. A tal nivel que se dan el lujo de inventar un estilo y funcionar estupendamente. Edgardo al parecer es guitarrista clásico, con un recorrido que comenzó en la adolescencia. Hoy tiene 45 años y más 30 de música. El resto de mis compañeros son dos músicos aventajados, con muchas herramientas. Uno de ellos, mi amigo Javier. El otro, es musicoterapeuta y el cuarto un ingeniero comercial especialista en guitarreos de fogatas y reuniones de amigos (con él respiré, no me sentí tan lejos del grupo). Pero lo bello y aquí linkeo con la reflexión anterior, es que para poder realizar este experimento en mi vida (que ha sido vertiginoso) necesitaba ingresos extras. La noche que decidí tomar el curso, tiré al viento mi petición y al día siguiente, muy temprano en la mañana, la amiga Paulina Pavez me ofrece un pituto que me permite pagar al menos la mitad del curso. El decreto (a pesar de que siempre ha sido muy fuerte en mi vida) nunca había funcionado tan evidentemente. Finalmente la primera clase del taller fue todo un parto. Debíamos llevar algo grabado. Yo llevé mi pendrive con Entendiendo y En Libertad, pero Edgardo ajeno a la nueva tecnología tenía un computador todavía con entradas para discos flopies, creo. No me quedó otra que cantar en vivo, tiritona, con los clásicos baches en la memoria... Pero zafé. La primera gran conclusión es que esta será una oportunidad no sólo de hacer una red, sino de ampliar mi repertorio, mi estilo musical, muy, muy distinto al trabajado por mis compañeros de clase y el mismo profesor.
Baires sigue pareciéndome una ciudad tan alucinante como contrastada, tal como el resto de latinoamérica. Con una diversidad que me encanta, con personas amigables que lejos de parecer pedantes y fanfarronas, siempre están dispuestos a ayudar y a establecer una relación de amistad. Ayer con Dani, una nueva amiga venezolana, compartimos muchas visiones en un restobar brasilero muy lindo que queda cerca de mi casa. Nos encantó la magia del lugar expresada en la garzona que durante la tarde visitó un atuendo de tarde precisamente: jeans, polera blanca, pelo tomado. Pero ya pasadas las 8 y cuando comenzábamos nuestra 3era cerveza, apareció con el cabelllo afro suelto, blusa de raso rojo, falda negra ajustada, medias y zapatos de tacón, como aprontándose a recibir al resto de la clientela, que comenzó a llegar para cenar al cabo de un rato. Toda una imagen de culto a mi parecer!.

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